Estrategia Territorial y Urbana
- Un nuevo modelo de ciudad.
- El bienestar de las personas que habitan Santander en el centro estratégico.
- Prestar atención a los barrios y los cuatro pueblos (Peñacastillo, San Román, Cueto y Monte).
- Ciudad moderna, compacta, verde y atlántica.

El modelo de ciudad que vienen fraguando los poderes fácticos y la clase política en Santander desde hace ya demasiado tiempo está más que agotado. Sus propios datos económicos, año tras año, demuestran que retrocedemos paulatinamente. Por no hablar de la calidad perdida en materia ambiental y de medio ambiente y, por tanto, de la calidad de vida perdida por las personas que habitan la capital.
El Ayuntamiento de Santander, siempre bajo las riendas de las capas más conservadoras y reaccionarias de la ciudad, ha centrado toda su atención y esfuerzo en planificar una ciudad turística, en detrimento de la escasa pequeña industria, a la que ha ido empujando y expulsando, junto a la clase trabajadora, a otros lugares periféricos, dejando el núcleo urbano para la élite.
El discurso turístico ha servido para mermar la personalidad e identidad santanderina, desplazándola del centro urbano hacia barrios más humildes, ante la imposibilidad de las clases trabajadoras de hacer frente a los precios de la vivienda del centro. Además, esto ha sido aprovechado para poner en marcha la maquinaria de la especulación sobre el suelo, construyendo inmuebles e infraestructuras complementarias urbanas por todo el municipio, acrecentando la dispersión de la ciudad y generando nuevos núcleos habitacionales a la par que en el centro de la ciudad se amontonaba la vivienda vacía. Mediante este proceso, acompañado de incesantes llamamientos al turismo masivo, se ha despojado a la ciudad de Santander de su identidad y se ha alejado de ella a las capas trabajadoras.
Cantabristas propone un cambio de modelo, para avanzar hacia una ciudad diferente. Una propuesta sencilla y diametralmente opuesta a la que se lleva implementando desde hace ya demasiado tiempo con resultados nefastos en todos los ámbitos: es necesario poner en el centro estratégico el bienestar de las personas que habitan en Santander.
Para ello, es básico desprenderse de las presiones de grupos privados interesados y empeñados en seguir con un modelo caduco que solo sirve a los grandes capitales especulativos. Hay que centrar, de una vez por todas, la atención en la mayor parte de la ciudad, que ha sido la más abandonada: los barrios periféricos y de los aledaños del centro, así como los pueblos del norte y el oeste (Peñacastillo, San Román, Monte y Cueto). Es esencial invertir esfuerzos económicos para promover en estas zonas entornos más abiertos, recuperando espacios verdes, favoreciendo un transporte sostenible y de calidad, devolviendo el espacio público a la ciudadanía escuchando sus propuestas y poniendo en valor mejorando los inmuebles y viviendas existentes, dotándolos de elementos fundamentales para el asentamiento poblacional, con entornos de mayor calidad ambiental.
En conclusión, tenemos que orientar la acción hacia la mejora de la calidad de vida de las personas, aumentado la visibilidad y el atractivo de Santander sin perder su identidad, y optimizando las condiciones para la atracción de personas, ideas y capital que fomenten una capital compacta, moderna, verde y atlántica.