Vivienda

  • No es necesario edificar más vivienda.
  • Favorecer un urbanismo concentrado y denso, evitando la dispersión habitacional.
  • Nuevo Plan de Vivienda basado en estudios sobre las necesidades en la materia.
  • Detener la especulación y las políticas de segundas residencias.

Se estima que en Santander hay más de 14.000 viviendas vacías. ¿Por qué seguir edificando entonces, cuando, además, el terreno libre del municipio son espacios naturales de alto valor agroecológico? Es absurdo pensar en seguir construyendo vivienda. Y más absurdo aún es, en un proyecto estratégico de planificación urbanística, fomentar la dispersión habitacional en lugar de apostar por una ciudad compacta. Seguir construyendo en las afueras, acrecentando la diáspora, supone una presión agresiva para las zonas abiertas y naturales, un gasto en la generación de infraestructuras y un gasto permanente en su mantenimiento, que a la par, vacía el centro de comercio local y provoca más desplazamientos de vehículo privado.

Lo que realmente esta ciudad necesita en materia de vivienda, es, desde una óptica sostenible, poner en marcha mecanismos para que la vivienda vacía del centro se llene. Es imprescindible planificar en el PGOU los pasos a dar hacia el diseño de una ciudad compacta, que llene de vida el núcleo y genere espacios libres y naturales, ganando así la ciudad en atractivo para el futuro. Con el aumento de la modalidad de teletrabajo, además, las personas buscarán fijar su residencia en lugares amables, saludables y, en definitiva, habitables. Gravar a los grandes propietarios de la vivienda vacía y ofrecer incentivos para el alquiler, son algunas de las medidas por las que se debe apostar, al igual que se hace en muchos otros países de nuestro entorno.

Es esencial elaborar un nuevo Plan de Vivienda, basado en estudios que nos permitan saber las necesidades de las personas residentes de la ciudad (parque actual de viviendas, número de habitantes, evolución demográfica, proyección poblacional, análisis demográfico…). Siguiendo las proyecciones del ICANE, la población de Santander se prevé que se reduzca drásticamente para el año 2035, con una merma del 12%. Sumando esto al envejecimiento poblacional, parece clara la indicación de que el parque de viviendas existente en Santander (actualmente, unas 92,442 viviendas para 179.924 habitantes), es más que suficiente a medio plazo.

Por otro lado, las políticas de segundas residencias, recurso turístico por excelencia, han provocado crecimientos masivos desordenados producto de la especulación inmobiliaria, generando muchos problemas la población residente y pocas ventajas, pues añaden costes en servicios a la ciudad que no se sanean de ninguna forma, resultando un modelo insostenible a evitar. Cantabristas considera imprescindible poner este tipo de planteamientos urbanísticos en un segundo plano para priorizar las necesidades de la gente que vive en Santander todo el año.