Las mujeres vivimos en una lucha constante contra un sistema patriarcal que nos discrimina, nos maltrata y nos mata. El 8 de marzo cogemos la rabia que llevamos dentro y salimos a la calle a reivindicar que el feminismo es uan cuestión de justicia. Que nos queremos vivas y libres. Que estamos agotadas de ocupar los puestos de trabajo peor remunerados y de encargarnos de el trabajo doméstico y los cuidados del hogar, cuando deberían ser una labor compartida.
Pero además, el 8 de marzo, cuando salimos a la calle, las mujeres nos miramos y nos reconocemos. Nos queremos y nos cuidamos más. La sororidad atraviesa fronteras y nos sentimos más acompañadas que nunca.
Porque la lucha es más fácil cuando una compañera te aprieta fuerte la mano. ¡Feliz y combativo Día de la Mujer Trabajadora!