La agrupación municipal de Cantabristas Santander considera que “es aberrante que el Ayuntamiento esparza más ladrillo y hormigón por todos los espacios verdes que aún quedan en el municipio”, teniendo en cuenta que la ciudad lleva perdiendo población y aumentando su número de viviendas vacías desde hace más de una década
La agrupación municipal de Cantabristas Santander ha mostrado su oposición frontal a la denominada Ampliación del Cierro del Alisal, a través de la cual el Ayuntamiento de Santander pretende construir nuevas viviendas en una superficie de 170.120 m2 (el equivalente a 20 campos de fútbol) que actualmente es un espacio verde, natural y de gran valor agroproductivo. En palabras del candidato cantabrista para Santander, Manuel Núñez, la construcción de más viviendas dispersas en el entorno de la capital es algo totalmente injustificado y que solo responde a un “ladrillazo especulativo con fines turísticos”, teniendo en cuenta que Santander lleva perdiendo población y aumentando su número de viviendas vacías desde hace más de una década.
Para el Conceju Local de Cantabristas Santander, esta maniobra urbanística debería ser impensable sin que exista aún un nuevo Plan General de Ordenación Urbana acorde a la realidad actual (el PGOU vigente en la actualidad data de 1997) y entra en absoluta contradicción con el modelo de ciudad (recogido en el proyecto “Santander, Hábitat Futuro”) que presentó el propio Ayuntamiento de Santander a finales del año pasado. “El aumento de suelo edificable en el municipio, y más con estas proporciones y espacios, está totalmente injustificado”, ha afirmado Núñez, valorando que, precisamente, se debe avanzar hacia un modelo de ciudad compacta, que llene el núcleo urbano de vida y fomente los espacios verdes, libres y naturalizados.
“No queremos una ciudad gentrificada, semivacía, asfixiada por un cinturón de vivienda turística, hormigón y grandes superficies comerciales que han destrozado el pequeño comercio”, ha manifestado Núñez. Por eso, desde Cantabristas Santander, comparten el análisis que realizaron los colectivos vecinales DEBA y el Concejo Abierto de Santander, que consideran que el objetivo de esta nueva maniobra urbanística en el Alisal “es puramente económico-especulativo y que es totalmente incompatible con una apuesta moderna por la sostenibilidad y la transición hacia un modelo de ciudad más amable con sus habitantes y el medio ambiente”.