Cuando en el panorama político se producen declaraciones como las que ha realizado el concejal de Ciudadanos del Ayuntamiento de Santander, Javier Ceruti, en las que dice: “que no tengo capacidad de decisión, ni para lo bueno, ni para lo malo, ni para lo regular. Yo aquí soy un hombre de partido, obedezco y estoy a la expectativa de lo que me digan” o en relación al pacto de gobierno: “no se decidió aquí, fue una decisión de Madrid”, se demuestra que los partidos de ámbito estatal tienen a las instituciones de Cantabria –en este caso al Ayuntamiento de Santander–, como rehenes de sus estrategias, que distan mucho de los intereses de las cántabras y cántabros. Ceruti ha cumplido al pie de la letra lo que un miembro de estos partidos tiene que hacer, es decir, levantar la mano cuando se lo dictan desde Madrid.
Estas actitudes no nos deben extrañar, ya que estas organizaciones en todo su espectro, desde la izquierda a la derecha, piensan y actúan desde Madrid. Cantabria queda como un mero peón en un tablero de juego, que queda rematado por el apoyo de los grandes medios de comunicación que nos quieren hacer ver que lo que ocurre en Madrid es lo único importante o lo único que existe. Como ejemplo, aquella última ola de frio durante la que estábamos puntualmente (des)informados de lo que ocurría en la capital del reino y, sin embargo, no teníamos información de lo que pasaba en las diferentes comarcas de Cantabria.
El centralismo en política supone aceptar que Cantabria no es más que, como se denomina desde ciertos espacios políticos, “un territorio”, una suerte de extrarradio en el que lo que sucede no es noticiable ni interesante a no ser que sea realmente extraordinario. Es una visión que trata de imponernos la idea de que los cántabros y cántabras somos menores de edad y necesitamos la tutela y la dirección de otros para tomar cualquier decisión, incluso la que afecta a nuestro propio municipio.
Las declaraciones de Ceruti demuestran que una opción como Cantabristas es más necesaria que nunca. Una organización formada por mujeres y hombres de Cantabria que viven el día a día de su tierra, pero que además de no depender de decisiones de Madrid, opta por propuestas basadas en nuestras peculiaridades sociales, económicas y culturales con justicia social y respeto al medio ambiente.